miércoles, 31 de agosto de 2011

Copiala vos, damela a mí

Después de un largo rato sin sentarme a escribir algo elaborado, vuelvo para satisfacer a mi inexistente público y tratar un tema que me despierta mucho interés porque abarca cuestiones que van desde lo social, lo filosófico y lo ético hasta afectar la vida cotidiana de muchos. Por otro lado, mi visión de la realidad sobre este asunto es la políticamente incorrecta y mi convicción alta, por lo cual mis motivaciones y ganas son doblemente grandes.

A quienes pienso defender hoy e intentar que el resto se ponga de mi lado son popularmente conocidos como piratas. Si bien reciben el mismo nombre que quien se dedica al saqueo de embarcaciones y de quienes hacen cornuda a su novia, esta gente realiza una tarea mucho más deshonesta y cruel: compartir. No me refiero a quienes ganan plata reproduciendo contenidos con derechos de autor (tema que merece sin duda un párrafo aparte) sino principalmente quienes de descargan canciones o películas a través de Internet, de quienes suben el material para compartir, quienes le copian un CD a un amigo, quienes fotocopean un libro o quienes realizan otras actividades relacionadas y actualmente penadas por la ley en buena parte del mundo.

Ya sea porque te gusta pensar o reflexionar sobre un tema polémico o porque simplemente quieras sacarte la culpa por haber bajado esos CDs de música de Kevin Johansen de Taringa!, te invito a seguir leyendo. A no asustarse por lo largo, que de seguro mi cuota de humor hará la lectura más amena ;) Dicho esto, doblo la apuesta y lo invito a frenar y pensar sobre lo que va leyendo. Tragarse este texto completo en 2 minutos cual tarea de 5to Año, aporta poco y nada. Comencemos.

Pero... ¡la piratería es ilegal! ¡Es robar!

Si usted lector considera como un argumento serio no cuestionar algo por ser ilegal le aconsejo que no siga leyendo, ya que posiblemente no pueda entender la mitad del texto que sigue. Primer y último intento de hacerlo entrar en razón: Las leyes deben hacerse en base a lo que se considera justo y no lo justo en base a lo que dicen las leyes. Con respecto a lo de robar: si bien podríamos transformar esta discusión en algo semántico, tratando de dilucidar si podría entrar dentro del significado de robar, creo que tal cosa no aportaría demasiado. Poner en el mismo nivel la sustracción de una pertenencia física (recuerde que ‘robar el corazón’ todavía no aparece en el código penal) de alguna persona que distribuir información con derechos autor, es en principio, como mínimo, desmesurado. Grandes obras de arte, avances tecnológicos y distintos hechos creativos surgieron de gente que “robó” ideas y que compartió conocimiento. La gravedad de un robo bajo este sistema capitalista, radica en quitar la posesión de algo a alguien, ya que al sustraer el elemento, el propietario original lo pierde. Sin embargo, piratear es copiar, multiplicar el objeto, por lo que el propietario original no lo pierde.

Antes de seguir, veamos una parodia genial para reírse de esta absurda comparación:



Paradojas y absurdos legales

Una primer curiosidad del tema que me gustaría abordar es lo problemática y confusa que resultan las leyes sobre la propiedad intelectual. Ejemplifiquemos con la música. Supongamos que en buena ley compramos algún CD de nuestra banda preferida. Lo escuchamos y invitamos a algún amigo a que lo escuche, pero él no compró el CD ni pagó el derecho a escuchar ese material. Creo que nadie se atrevería a pensar que hay alguna actividad ilícita de por medio. Y si invito a mucha gente a mi casa y todos escuchamos las canciones de todos, supongo que tampoco habrá ningún problema. Ahora bien, si en vez de hacerlo en mi casa lo hago en otro espacio privado y por otra vía, digamos mi propio sitio web y la misma gente lo escucha, ya paso a ser comparable para muchos con estos malvados atracadores de navíos. Pero ya que estamos vamos a hacer más rebuscada la cosa todavía. Supongamos ahora que yo me hago una copia personal del disco para poder escucharlo mientras viajo (caso amparado por la ley), le presto la copia a mi amigo y mi auto para que se vaya de vacaciones. En este caso ¿no estaríamos infringiendo la ley? ¿que distancia hay entre eso y que escuche esa copia en su casa solo? Y si estoy yo presente mientras lo escuchamos, ¿deja de contar como copia ilegal y ahora si es legitimo todo? ¿y si pongo la música muy fuerte y la escuchan mis vecinos, quienes no pagaron por el CD? Nuevamente nadie en ese caso hablaría de piratería pero si mi medio en vez del aire pasa a ser un cable y la música viaja por una red y sale por los parlantes de la computadora del vecino, muchos dirían que estoy “compartiendo música ilegalmente”, y no “compartiendo de una manera más moderna lo mismo”. (Y una buena parte, probablemente sin darse cuenta de la bestialidad de su afirmación, diría que la PC de mi vecino se va a infectar con virus porque está haciendo “cosas malas”.).

Si mis planteos parecen absurdos, los invito a reirse (o llorar) un rato leyendo como la Warner intimó a una mujer por hacer una cena en su restaurante casero con una temática de Harry Potter, o el desopilante caso de la señora asistente de supermercado que la amenazaron legalmente por cantar (!) temas de los Rolling Stones en el supermercado sin tener una licencia (!!), aunque por suerte finalmente le terminaron pidiendo disculpas por la payasada. El punto para pensar realmente es que, si existe una ley que la gente pueda violar sin darse cuenta de que lo está haciendo y mediante algo básico y propio de la vida en sociedad como compartir, algo no anda del todo bien.

Compartir y compartir

Resulta que desde la proliferación de distintas formas de reproducir contenidos de cualquier índole (léase copiar) a bajo costo, mucha gente naturalmente tendió a compartir ciertos bienes adquiridos con sus conocidos. Además de ello, surgió la copia como modelo de negocios cuyos consumidores principales eran (son) quienes les era muy caro adquirir el 'original' y conformarse con el ‘trucho’. (Nuevamente nos topamos con una deformación del lenguaje claramente intencionada, cuando realmente la copia ‘trucha’ puede ser, y en muchos casos es, de exactamente la misma calidad que la original.)

Me animaría a decir que desde la existencia del papel, la reproducción de información útil en un medio físico entre las personas fue, es y será algo común, cotidiano y esperable. Uno suele compartir recetas de cocina a sus conocidos sin obtener beneficio propio; si alguna vez lo hizo ¿se puso a pensar que violaba la propiedad intelectual de su inventor? Posiblemente la gran mayoría de la gente nunca se le cruzó por la cabeza tal planteo, soliendo relacionar rápida y únicamente a la piratería con la copia de música o de películas y no de una receta. ¿Curioso no? La verdad es que no lo es tanto, porque resulta ser que los mayores actores en esta sucia campaña se encuentran del lado de la música y, paradójicamente, ¡no suelen ser lo músicos! Son las compañías discográficas y las productoras hollywoodenses quienes están al acecho. Pero la observación posiblemente más interesante e irónica, es que estos grupos son tan intermediarios entre los consumidores y los productores de contenidos, como aquel pirata que vende copias en alguna esquina porteña. La razón de la difamación es más que obvia: se les está terminando un negocio millonario. Si bien no es mi caso, suponiendo que algún alma caritativa se indigne ante esta situación, mi pregunta sería en ese caso: ¿que hay de las fabricas que fueron cerrando a lo largo de la historia porque lo que hacían ya no era más rentable? ¿se indignó del mismo modo cuando desaparecieron los repartidores de leche que iban de puerta en puerta? La realidad es que el mundo, la tecnología, la moda y otros factores aparecen y desaparecen, cambiando lo que es rentable día a día. Por ende, lo razonable es que si aceptamos las reglas del juego, jugamos y encima nos hacemos chillonarios, debemos aceptar las mismas reglas cuando nos juegan en contra, como buen jugador.

Capitalizando esfuerzos

Superado el análisis de estos pequeños monstruo capitalistas, supongamos que nos paramos del lado del productor de contenidos, el actor o músico que quiere ganarse la vida. El primer planteo que surgue es: ¿todo esfuerzo o creación tiene que ser rentable? La realidad es que no, yo quisiera que me paguen por cantar pero difícil que suceda. También tengo la habilidad graciosa y bastante pelotuda de hacer sonidos con mis manos, pero todavía lamentablemente nadie me dió un peso. Por lo tanto, podría suceder que simplemente actuar o componer no sea rentable. Sin embargo, sucede que lo es. Más aún, sucede que el hecho de compartir puede convivir con esta realidad y hasta ayudarla.

Sabemos que para tener un ingreso importante uno necesita ser conocido y que mejor método, que forma más honesta para ser conocido, que lograr que alguien comparta lo que uno crea. Muchas pequeñas bandas hoy están muy agradecidas de la existencia de un medio como Internet por el que logran difundir más fácil, más rápido y con mayor alcance su música. Para ellos, estos piratas son sin duda una bendición. Análogamente, el pequeño productor de peĺículas caseras, estaría lleno de orgullo de que alguien copie sus películas y su obra sea vista por más gente. Ahora bien, ¿Que sucede con los artistas ya reconocidos? Por suerte, existe una fuente de ingresos muy efectiva e imposible de copiar y disponible como recurso para todos: el recital. Ese momento único para cualquier fan hace que éste sea un negocio más que rentable. Teniendo en cuenta que la entrada a Paul McCartney promediaba los $500, y llenó, no una, sino dos veces un estadio con capacidad para unas 100.000 personas (contando el campo), matemática de segundo grado nos debería dejar en claro que con 50 millones de pesos por laburar un par de días, Paul no debería estar demasiado preocupado porque la gente comparta sus discos sin pagarle en Argentina (si ya sé, no todo le queda limpio a él y el cálculo es burdo, pero... dejémonos de joder). Tampoco puedo llegar a ver a Woody Allen preocupado porque que vi una película suya en Cuevana. Sin embargo, por suerte para él, cualquier cinéfilo sabe que la experiencia de ir al cine es algo que no se puede replicar y vaya si recaudan dinero estos complejos.

Aún si queremos dejar todas estas ideas de lado, la realidad es que el mercado para vender música sigue existiendo. Si bien las ventas de CDs han disminuido, la pérdida de terreno se trata en buena medida de la existencia de que otros medios como Internet para la venta de canciones en formato MP3 o similar. Gigantes como Apple y Amazon están sacando mucho provecho de este medio con sus ventas hace ya unos años, siendo esto la prueba fiel de que aún este tipo de negocios no está acabado.

El dinero no es todo

Algún astuto me dirá que los escritores o pintores sólo obtienen crédito con la venta directa de sus obras en formato físico. Repito ¿que nos hace asumir tan ciegamente que todo lo que hagamos tiene que ser rentable bajo este sistema? Si la escritura no es rentable van a desaparecer los escritores diría algún desprevenido. Una falacia de tal magnitud merecería una entrada aparte de este blog, pero trataré de ser breve. La gente no actúa sólo por dinero sino por también por satisfacción personal, reconocimiento y como forma de superación. Apuesto a que usted mismo o algún amigo cercano se dedica a aprender algún instrumento o escribir poesía sin pretender una moneda a cambio. De hecho usted posiblemente no podría estar leyendo esto si este hombre no hubiese iniciado su hobby hace unos 20 años atrás o sin que cuatro estudiantes de Berkley crearan un programa totalmente libre del cual depende el 85% de Internet. La mismísima Wikipedia es una fundación sin fines de lucro donde colaboran millones de personas sin recibir tampoco una moneda. Volviendo a los escritores, estoy seguro la gran mayoría, al menos los más serios, no empezaron a escribir por una motivación económica. Aún así, quienes son capaces de escribir algo interesante para muchos, seguramente obtener dinero por otro medio no les será difícil (charlas, investigación, periodismo, consultoría, etc).

Lo que queda lo que queda

La idea principal de este texto introductorio era hacer pensar. Despertar algo de curiosidad y pensamiento crítico hacia el tema piratería principalmente. La realidad es que queda muchísimo por decir. De hecho, este texto carece y va a carecer de conclusión alguna al menos por el momento (aunque terminará con alguna frase medio banana al final seguramente). La idea por ahora es repensar, hacer ruido, dejar de aceptar ciegamente una realidad instalada.

No estamos solos

Aún si usted sigue pensando que todo esto es un delirio mío cual discurso de Elisa Carrió, permítame desasnarlo comentándole que hay mucha gente sentada de este lado. Es tal la magnitud del tema, que existen partidos políticos completos cuyo objetivo principal es modificar las leyes de propiedad intelectual. Tal es el caso del Partido Pirata sueco, que consiguió el 7% de los votos las últimas elecciones, obteniendo 2 bancas en el congreso. El éxito de dicho partido en Suecia, hizo que comenzara a proliferarse en otras partes del mundo.

Quien quiera meterse más en tema, recomiendo un libro llamado Cultura Libre de Lawrence Lessig. Si bien su mirada es algo más conservadora que la mía, dá argumentos muy interesantes acerca de porque es necesario hacer algo y pronto. A aquel de espíritu más revolucionario, lo invito a leer algo sobre Copyleft para profundizar un poco sobre estas ideas.

Termino con una vez escuché una frase que me hizo pensar: “La piratería hace que las cosas valgan lo que deberían valer”. Quizás algún día nos demos cuenta de que ese CD de Chayanne en el fondo valía eso, el costo de fabricarlo.

4 comentarios:

  1. Yo lo leí xq me obligaron, no quería reflexionar (ya lo hice, de hecho hice un post en mi blog hace unos años sobre el tema d la piratería y los derechos d autor) y tampoco quería sacarme la culpa por Kevin porq el link d Taringa para bajarmelo me lo pasó un amigo ;)...así q yo toy limpia d culpa y cargo (?)
    Creo q no hace falta aclarar q estoy d acuerdo con vos.
    Ah! dato d color...viene Stallman a dar una charla...t dejo la data http://www.periodismoautogestionado.org/

    Besoo!!!

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  2. jajaj, sabés que la mención a Kevin era por vos, esto lo había empezado a escribir hace un tiempo si no me equivoco.
    Y hacía falta aclarar que estabas de acuerdo, pq no lo sabia! =)
    Un groso Stallman.

    Besos!

    PD: Porque en estos comentarios se saluda y en los de facebook no?

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  3. Che, sos blogger K? Se gana bien? Por qué hacés comentarios sobre "la opo"?

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  4. ? De que comentarios sobre "la opo" hablás? No entendí.

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